«Los recuerdos no viven en un objeto concreto, sino en las manos libres, perdonadas y liberadas y en el corazón que puede vaciarse y llenarse de nuevo; en los motivos renovados por los sueños.» Eudora Welty ‘La hija del optimista’ p. 221
Comunmente la creatividad impulsa una nueva forma de ver el mundo, nuevos patrones, un comportamiento que permite ser y estar en el mismo sitio aunque con una extraña sensación. Arrastrar un sentimiento es dolor por un color que no exista, esperar por lo que sabes que no va a llegar. Alcanzo a comprender todo lo que supone esta actitud. Vivenciada a través de experiencias que el otro cuenta de si mismo o narradas por conductos enredados que terminan tejidos en una lana elegida por mi.
Creatividad. Caos que por fin encuentra un orden infinito, singular en medio del infinito plural que le impulsa a surgir. Alma duende, travesura caprichosa, acechante destino que con descarado atrevimiento acompaña la vida de aquellos que sin quererlo huyen de su realidad, la trascienden, buscando ver mas allá de lo que sus ojos puedan ya mirar. Vanidad de recuerdos dormidos.
Y hablo de metas. Necesaria herramienta para poder seguir el hilo de la vida. Y !Qué sería de la vida sin ellas! Porque se puede dejar de vivir en un momento dado y aun así seguir con vida. Incluso se puede morir sin propósito de enmienda, sin mayores logros que los del día a día. Convivimos con una estrategia surcada por mil horarios, engañándonos con pendulares elecciones que padecen la libertad de lo que solo responde a la libertad del otro. Desconocida ausencia capaz de arrastrar voluntades cautivas.
Wilde, con su sabia capacidad descubrió cómo todo lo comunmente aceptado como cierto es falso. Inocentemente se atreve, con buen criterio, a desvelar el origen de la creatividad, partiendo de este supuesto, merece la pena construir una nueva mirada, comenzar una nueva vida o elegir con verdadera libertad.