«De todas formas, cuando Martine vio entrar en la cocina una carretilla cargada de botellas, se quedó petrificada. Tocó las botellas, y alzó una de ellas. ‘Qué contiene esta botella, Babette?’ preguntó en voz baja. ‘¿No es vino?’ ‘Vino Madame!’, contestó Babette. ‘No, Madame. Es un Clos Vougeot de 1846!’ Martine jamas había sospechado que los vinos pudiesen tener nombre, y se vio reducida al silencio.»
«El festín de Babette» Isak Dinesen
Entre visión y conocimiento. El instinto conoce antes que el espíritu y el espacio es vivido antes de ser pensado. «El hombre no está ausente nunca de las cosas. El más mínimo rectángulo de madera o de tela sobre el que escribe su destino, confesará a poco que se le pregunte, cómo los ha mirado un artista- lo que no quiere decir visto- mirado en su vida profunda y de qué sentido se han cargado.» argumentaba Jean Paris en «El Espacio y la Mirada».
Cézanne decía pensar en pintura. En cualquiera de sus mesas siempre se puede ver un equilibrio pausado y reflexivo, una armonía escenificada en sensación reconocible, en espacio vivido. Y al igual que nuestra querida Babette, en el conocimiento de que un Clos Vougeot puede convertirse en algo mas allá. Gracias a la mirada que como el Arte, se encuentra en el todo.